Quiénes somos

Hola, seguramente conocerás a varias Congregaciones religiosas y te preguntarás ¿por qué hay tantas? ¿Por qué unos hábitos son grises, otros azules o algunas no lo llevan? Buenas preguntas.
Todas somos mujeres consagradas, llamadas por el Señor a seguirlo, pero lo hacemos en Congregaciones que han recibido un carisma, un don regalado por Dios a los Fundadores, que marcan un estilo propio de seguir a Jesús. Habrás visto que hay religiosas en los hospitales, en los Colegios, con ancianos… No todas hacemos lo mismo, aunque todas estamos Consagradas a Dios.
Nuestra Congregación se llama “Instituto Catequista Dolores Sopeña”. Fue fundada en el año 1901 por Dolores Sopeña, española. Beatificada por el Papa Juan Pablo II el 23 de marzo del año 2003.
Es una Congregación Religiosa de Derecho Pontificio que integra la total consagración a Dios y la dedicación exclusiva a los ideales de promoción, evangelización y fraternidad.
Hemos experimentado el ser amadas por Dios sin medida y eso nos ha llevado a entregarle toda nuestra vida. El llena nuestros deseos más profundos de amar y ser amadas y esto se manifiesta en gestos de ternura, escucha, compasión, misericordia...
Queremos vivir con un corazón agradecido y desprendido; con un estilo de vida austero, poniendo todo lo que somos y tenemos al servicio de los demás, en plena disponibilidad.
Vivimos en comunidades fraternas para la misión con otras hermanas que han escuchado la misma invitación. En ellas se comparte la oración, el trabajo y la vida, con lo que tiene de alegría y sufrimiento.
Nos sentimos llamadas a compartir la misma misión que el Padre ha confiado a Jesús: hacer un mundo de hijos y hermanos. Hemos escuchado la llamada a consolar a Jesús en aquellos hombres y mujeres que están heridos, desorientados, solos o alejados de Dios. Para ello, estamos dedicadas totalmente a la promoción humana, el anuncio de Jesucristo y la construcción de la fraternidad entre los más alejados de Dios y de la Iglesia, especialmente en el mundo del trabajo.
Somos religiosas sin hábito para estar cerca de quienes sienten algún rechazo a la Iglesia o a lo religioso.
Alimentamos nuestra vida en la contemplación de Jesús, lo que nos lleva a vivir con la conciencia de ser discípulas y misioneras, y a ser contemplativas en la acción. Nuestra espiritualidad es cristocéntrica, eucarística, mariana e ignaciana.
Compartimos nuestra espiritualidad y misión con Laicos.
¿No te parece apasionante?

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