Ejercicios Espirituales (Santiago de Chile, sept. 2009)


Compartimos la experiencia de algunos jóvenes que hicieron Ejercicios Espirituales de S. Ignacio en nuestra casa de La Cisterna, en Santiago de Chile.

“Fue increíble la sensación al volver a casa. Regresé realmente nuevo, con un gran optimismo y muy limpio de mente y muy claro en varios aspectos. Me gustó reencontrarme con mis raíces cristianas y fue muy lindo darme cuenta que también puedo aspirar a la espiritualidad desde la perspectiva cristiana. El retiro me sirvió mucho para reconectar con mi parte espiritual aquí en Chile. De paso aclaré muchas cosas, entre ellas el hecho de que no es necesario ser cura para vivir la espiritualidad a concho. Tenia serias dudas con respecto a esto y me di cuenta que puedo incluir a Dios en mis labores cotidianas. Estaba muy serio y muy grave, me estaba yendo al extremo, casi no quería salir, me estaba aislando y estaba lleno de dudas espirituales. Logré después del retiro darme cuenta que puedo incluir a Dios en mis labores diarias Que ser laico y llevar una vida “terrenal” no es sinónimo de camino erróneo, por tanto he tenido un gran alivio darme cuenta de esto, que quizás para muchas personas es básico pero todos somos diferentes y tenemos diferentes cuestionamientos.

Confirmé y estoy comenzando a llevar a la práctica algo que sabía por libros pero ahora lo asimilé bien; para cambiar el mundo debo cambiar primero yo y dedicarme a mi círculo más cercano primero. Después puedo defender causas mundiales. Tengo mucho por hacer con mi familia.

También estoy equilibrando la mezcla de filosofías que tengo en mi cabeza y tratando de poner a Dios en el lugar que le corresponde. El domingo y ayer (lunes) estaba muy feliz y con escalofríos en el cuerpo. Se que es su presencia

Si tuviera que evaluar la experiencia podría decir que de 1 a 7 le pongo un 10. El reencuentro con Dios a través del silencio y la ayuda espiritual de las religiosas es de primera. Recomiendo absolutamente la experiencia. , que va dirigida a buscadores, y creo que somos muchos, más de lo que pensaba”

(P. S.)



“Antes del retiro me encontraba bien, sin embargo, sabía que Dios siempre ha estado a mi lado, pero a veces no lo sentía, por lo que me sentía un poco sola.

Ahora me siento mucho mejor. Siento me he acercado un poco más a Dios, y que si lo busco El siempre va a estar ahí.

Del retiro me sirvió el silencio, ya que generalmente no se da el momento a solas con Dios y esta fue una buena oportunidad. Además me sirvieron las entrevistas (que son parte del retiro), para así poder guiar mejor la oración.

Al principio me costó un poco el tiempo de la oración, pero con el avanzar del tiempo, y por consiguiente de los temas, se me fue haciendo más fácil.

Encuentro fueron unos excelentes Ejercicios Espirituales”

(S.C.)



“Llegué al retiro desorientada y algo cegada por cosas materiales, situaciones superficiales y hundida en otras situaciones más profundas.

Ahora tengo el campo visual mucho más despejado y las situaciones superficiales y cosas materiales en su mayoría, son ahora mi última preocupación en mi lista de aspectos a considerar. Aún sigo levemente cegada, pero voy sabiendo qué es lo que he de hacer para terminar mi tarea y acercarme aún más a Dios. Llegué a este retiro con un propósito diferente al que alcancé. Ahora tengo la brújula que me hacía falta para orientarme y el valor para poder terminar lo que en un principio me propuse.

Me sirvió la tranquilidad del lugar, el patio, el silencio, la amabilidad de las Hermanas, el entendimiento y libertad de acción para que cada uno se sintiera cómodo. Se necesitan lugares así para oxigenarse, parar, observar, para después seguir.

Sugiero que las Hermanas encargadas del retiro tengan siempre la misma dedicación y preocupación que mostraron en este retiro”

(K. B. )

Mi relación con los Ejercicios Espirituales tiene mucho de misterio y “Diosidencia”, como prefiero llamarla. Hace un año aproximadamente conocí a la Tere (Religiosa de Dolores Sopeña) a quien visite en la casa de Barroso. Tras una larga conversación cordial cargada de franqueza, más de la yo hubiera esperado e imaginado, salí de allí casi corriendo y con la única certeza que jamás volvería a pisar su casa, la Tere me había dejado perpleja con su sincera conversación que sin duda me confrontaba sin anestesia a mis miedos.

Recuerdo que los meses pasaron y nunca mas supe de ella, al llegar Semana Santa de este año, conocí a una acogedora Pamela, con quien compartí esos días de oración y encuentro con el Señor, me hablo que era religiosa y que su congregación tenía la espiritualidad de San Ignacio. Este personaje tan conocido en materia eclesial, había experimentado una nueva forma de entrar en oración y encontrarse con el Señor, “Los ejercicios Espirituales” al despedirme de la Pame quedo hecha la invitación para vivir estos ejercicios en un fin de semana.

Como siempre los meses pasaron y luego de dos invitación hechas anteriormente, llegaba estos Ejercicios Espirituales casi caído del cielo, recién terminaba mi carrera, y sentía que algo quería conversar conmigo el Señor, retirarme de mis múltiples actividades para reencontrarme cara a cara con mi Jesús. La oportunidad golpeaba mi puerta y esta vez no podía decir que no, rezaba casi angustiada y le pedía por Email a la Pame que lo hiciera también para que no llegara nada que entorpeciera mi decisión. Pero mi querer fue más fuerte, llegaron mil cosas entretenidas, igualmente me decidí y fui a los E.E.

La llegada fue sencilla, luego de una once donde estábamos los participantes, solo faltaba la persona que daría aquellos ejercicios, de pronto alguien por el pasillo llego saludando, y para mi mayor sorpresa era “La TERE”, recuerdo que cuando la vi me aterre, ¡Quiero ir a mi casa! ¡Porque vine! me preguntaba una y otra vez, luego de su saludo cariño, porque claro, se acordaba de mi, no me dijo nada del porque nunca mas la visite y fue eso lo que mas me tranquilizo.

Al rato después mi corazón ya mas sereno buscaba poner todos mis sueños y proyectos en las manos del Señor, para así poder vivir todo esto a concho, en este sentido debo reconocer que entrar en la oración fue mas difícil de lo que esperaba, aun así le pedía al Señor que me diera la paz suficiente para encontrarme con el.

Al terminar los ejercicios descubriría que eso que yo tanto pedida a Dios, el me lo había entregado a través de su gracia, convirtiendo su querer en el mió, y haciendo que todo fuera mas sencillo. Cada pauta que nos entregaba la Tere iba acompañada de una reflexión que nos introducía al tema, además de entrevistas una vez al día y después solo pedir la gracia al señor para estar con el, luego de eso simplemente Escuchar, escuchar y dejar invadirse de Dios, esa la clave. Dejarse llevar por los pensamientos, los recuerdos, sentirse amada y acompañada con aquel que añoraba estar junto a ti, para así después poder responder acorde a esa escucha.

Para mi los ejercicios se convirtieron en una fuente constante de búsqueda, si bien en ellos (los ejercicios) no se encuentran las respuestas inmediatas a la vida, a la vocación laical, a la profesión, a los cuestionamientos mas profundos del corazón, etc. Uno si lograr encontrar ciertas luces para ver cual es el mejor camino.

Por ahora no puedo dejar de recomendar a cada uno que lee este escrito, que se anime a vivir los E.E, solo basta sentir esta necesidad de estar en silencio y Escuchar escuchar y más escuchar…y dejarse invadir de Dios.

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