Lily Gavilanes Catequista Sopeña acompañada por la joven Alejandra Vaca vivieron las misiones de Semana Santa en Cúsua población que pertenece a la zona del Volcán Tungurahua en Ecuador.
Fueron unos días intensos de compartir con niños, jóvenes y adultos en las visitas a sus casas, asambleas y durante las celebraciones de Jueves, Viernes y Sábado Santo.
Esta zona ha sido muy golpeada por la erupción del volcán Tungurahua que entró en actividad hace doce años, provocando una serie de daños que les empuja a abandonar la zona perdiendo sus cultivos y en algunos casos sus viviendas, durante estos días se reactivo el volcán, varias familias han salido de la zona y otras tantas resisten en medio de la ceniza.
Podemos calificar que durante estos días fue un encuentro con Dios en medio de lo sencillo.
El Jueves Santo se celebro el lavatorio de lo pies con un sentido de servicio que comienza desde nuestra comunidad y luego nos acompañaron en al hora santa.
El Viernes Santo temprano en medio de la lluvia se vivió el viacrucis, iniciamos con cuatro personas, luego se fueron agregando, fuimos recorriendo varios lugares del poblado cruzando en medio de sembríos y caminos más tarde nos reunimos en la capilla para la celebración de la siete palabras y la adoración de la cruz. Acompañar a Jesús en estos días de pasión y dolor nos permitía acompañar a las personas de este poblado con sus dificultades y logros, unirnos en oración por ellos y convocar a la comunidad.
Previo al Sábado Santo preparamos con los los niños, jóvenes y adultos la decoración para la celebración de la Vigilia Pascual, durante estos días reflexionamos sobre nuestras vidas para pronto acoger la buena noticia de Jesucristo resucitado.
Los niños y jóvenes prepararon con mucho afán un baile para presentarlo a la gente que acudía a la Vigilia Pascual, la resurreción es un momento de esperanza y alegría, creemos que la luz del cirio pascual se encendió en los corazones de todos que salimos a celebrar esta buena noticia.
Regresamos a Quito luego de vivir esta experiencia muy agradecidas con Dios, pedimos mucho por las poblaciones que están cerca de este volcán.
Esta zona ha sido muy golpeada por la erupción del volcán Tungurahua que entró en actividad hace doce años, provocando una serie de daños que les empuja a abandonar la zona perdiendo sus cultivos y en algunos casos sus viviendas, durante estos días se reactivo el volcán, varias familias han salido de la zona y otras tantas resisten en medio de la ceniza.
Podemos calificar que durante estos días fue un encuentro con Dios en medio de lo sencillo.
El Jueves Santo se celebro el lavatorio de lo pies con un sentido de servicio que comienza desde nuestra comunidad y luego nos acompañaron en al hora santa.
El Viernes Santo temprano en medio de la lluvia se vivió el viacrucis, iniciamos con cuatro personas, luego se fueron agregando, fuimos recorriendo varios lugares del poblado cruzando en medio de sembríos y caminos más tarde nos reunimos en la capilla para la celebración de la siete palabras y la adoración de la cruz. Acompañar a Jesús en estos días de pasión y dolor nos permitía acompañar a las personas de este poblado con sus dificultades y logros, unirnos en oración por ellos y convocar a la comunidad.
Previo al Sábado Santo preparamos con los los niños, jóvenes y adultos la decoración para la celebración de la Vigilia Pascual, durante estos días reflexionamos sobre nuestras vidas para pronto acoger la buena noticia de Jesucristo resucitado.
Los niños y jóvenes prepararon con mucho afán un baile para presentarlo a la gente que acudía a la Vigilia Pascual, la resurreción es un momento de esperanza y alegría, creemos que la luz del cirio pascual se encendió en los corazones de todos que salimos a celebrar esta buena noticia.
Regresamos a Quito luego de vivir esta experiencia muy agradecidas con Dios, pedimos mucho por las poblaciones que están cerca de este volcán.
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