La experiencia de la Pastoral Vocacional Sopeña en nuestro matrimonio

Somos Claudia y Luis hace un tiempo fuimos invitados a formar parte de este proyecto, aceptamos de inmediato, sabiendo que iba a constituir un paso muy importante, no solo para nuestra vida personal sino también para nuestra vida matrimonial.

Los integrantes de este equipo, en un momento inicial, nos sentimos bastantes inquietos por lo trascendental de esta tarea; a pesar de ello, asumimos nuestra misión con mucha fe y esperanza.

El año pasado fue un tiempo para conocernos y establecernos como grupo. Creemos en la capacidad y el compromiso de cada uno de los integrantes, lo que se ha manifestado en cada una de las actividades planificadas y realizadas: oración vocacional; expo-carismas; horas santas vocacionales.

Acompañar en los retiros de ejercicios ignacianos y en la jornada ha sido una fuerte experiencia. Nos sentimos responsables de este proceso, porque somos testigos directos de la profunda reflexión que tiene los jóvenes acerca de sus vidas y la relación con el Señor. Definitivamente ha sido un paso de madurez muy significativo en nuestra vida espiritual. Y ha sido esta instancia una oportunidad de seguir creciendo y conociendo la Espiritualidad Sopeña, requisito indispensable en este equipo PVS ya que de lo que se trata también es transmitir el ejemplo y vida de Dolores Sopeña, su obra y trascendencia.

Seguimos comprometidos en este equipo. Tenemos las ganas de seguir trabajando. Y otra tarea importante es compartir nuestra experiencia con otros grupos de trabajo Sopeña, como los talleristas, misioneros y colaboradores en general, ya que todos podemos ser puente en el proceso de vocación que puede tener una persona. Somos todos familia y necesitamos fortalecer esas redes. De esa manera nos potenciamos para lograr nuestros objetivos, entendiendo que todos seguimos al final una sola misión fundamental: evangelizar.

Nos alegra compartir esta experiencia para que más personas se entusiasmen para trabajar por la Pastoral Vocacional.


Cariños,

Claudia y Luis.

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